domingo, 1 de febrero de 2009

Mis niños-hombres: Emiliano y Juan Pablo Tommasi Obispo

Niño-Hombre

Acaso he escrito tu historia
antes que nadie.
En desnudas madrugadas
y ocasos de nostalgia,
con los pechos turgentes
y la piel suave,

he escrito tu destino
desde el vientre.

En renglones difusos veo al niño.
Al niño pequeño que camina
con pasos vacilantes,
y sin fronteras,
hacia el largo camino de la vida.
Repetidos abrazos lo despiden.
Y quedan despojados de aquel niño
que ahora lucha por ser hombre.

Ahora vuelve el niño y yo lo veo.
Ya no es el paso pequeño y vacilante
el que regresa.
Ahora vuelve el niño y yo lo veo.
Con su paso seguro. Hecho un hombre.

Aquella que trazara ayer tu historia,
con brotes lozanos y repentinos trinos,
tampoco hoy es la misma.
Hay espera y desvelo en su mirada,
... y aún te nombra:
-- Vienes a mí, como hace tiempo.
Ven, siéntate en mi falda.
Como entonces, Niño-Hombre,
yo te acuno…

María Rosa

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