Algunas veces,
sólo algunas…
la mente anegada de niebla
evoca las tardes
de mi infancia.
Allá lejos,
sombras grises.
Un largo pasillo.
Las puertas, cerradas;
el húmedo patio de ladrillo
y los naranjos...
El eterno tic tac,
imperturbable.
Y los rieles que arden,
infinitos…
me traen la añorada
palabra
y la parca caricia
que no llega…
Algunas veces,
sólo algunas,
la mente anegada de niebla
evoca las tardes
de mi infancia.
María Rosa-mayo de 2005-
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